Por Sofía Alberti* | En la tarde de ayer se realizó la jornada de recuerdo de los referentes de ATE y CTAA, los ‘fabriqueros’ Miguel Peyrano y Jorge Acedo. Con una importante y variada convocatoria sus compañeros de ruta Alberto Labudia, Raúl Broin, Roberto Moreno, Luis Masseiro y Oscar ‘Cacho’ Mengarelli, recordaron en una mesa redonda las vivencias compartidas, que permitieron bocetar la enorme presencia que ambos fabriqueros tuvieron en la historia reciente. Además de sus compañeras, compañeros y familias, participaron el Secretario General de ATE Nacional Hugo ‘Cachorro’ Godoy y su adjunto, Julio Fuentes, y decenas de referentes gremiales.
Una mesa con un mantel verde, como el color la lista sindical que los unió. La botella de vino tinto reflejando la luz azulada, que era la única iluminación del Salón Héctor Quagliaro de ATE Rosario. La línea de cinco que ningún patrón querría cruzarse, estaba convocada a una reunión abierta de amigos de Jorge y Miguel. Las anécdotas, las risas y alguna que otra lágrima brotaban desde el afecto y la sinceridad. Cada quien aportaba para pintar en palabras certeras, sin solemnidad ni golpes bajos, lo que representan hoy y siempre los dos referentes de Fábrica Militar de Armas de Fray Luis Beltran, de ATE y la CTA.
Hablar de Jorge Acedo y Miguel Peyrano es hablar de lo mejor de la historia del movimiento obrero. Sus vidas transitaron tan juntas que hasta casi juntos se marcharon hacia otras pampas pisando el final del 2016. Ambos fabriqueros, protagonistas de la recuperación de la Asociación Trabajadores del Estado con la Verde Anusate, confrontadores de las medidas neoliberales de los ´90, organizadores natos, de esos que como se dice ‘fumaban abajo del agua’. Imagen que viene como buen ejemplo dado que también compartían su afición por el tabaco.
En el mismo camino, Jorge contaba con una claridad política, amplitud y solidaridad que le permitió ser uno de los mejores secretarios generales que la CTA Autónoma de Rosario pudo tener. De contacto empático con los sectores fabriles privados, ‘el viejo Acedo’ siempre llamaba a tranquilizarse y si alguien caía con ánimos alterados en su oficina le pedía que lo espere y a la hora volvía, daba el debate y escuchaba, pero garantizándose que ‘la espuma’ había ya bajado. Jorge era de esos tipos que portaba la tranquilidad de los que mucho vivieron y pelearon, no gastaba pólvora en chimangos y tenía síntesis conceptuales que se transformaron en frases icónicas. Permanecía al borde del llanto cuando hablaba de los compañeros desaparecidos, de la clase, los jóvenes y sus más heroicas resistencias.
La importancia del mandato de la asamblea y su respeto irrestricto, la irrenunciable política de resolver las diferencias en los ámbitos colectivos de discusión, de luchar y tejer unidades más allá de las proclamas públicas, fueron considerados los aportes más profundos de Acedo y Peyrano. Esa claridad y coherencia fueron también rescatadas por los dos compañeros que posteriormente se sumaron la mesa: Cachorro Godoy y Julio Fuentes.
Todo transcurrió con risas, recuerdos, emoción y terminó con música de la mano de Varón Fernández. Los abrazos se multiplicaban ante la presentación de una obra de exquisita precisión y espíritu de Fernando, hijo de Miguel y actual Secretario General de la Junta Interna de ATE en la Fábrica Militar, en la que se plasman los rostros de Acedo y Peyrano. Desde ayer los fabriqueros presiden el Salón Héctor Quagliaro de ATE Rosario, con el fondo verde de Anusate, con la fuerza de sus miradas y la sensibilidad militante de su práctica cotidiana.
*Nota y fotos: Sofía Alberti, Comunicación CTA Rosario