Nuestra CTA Autónoma sostiene un decidido compromiso con las políticas de prevención, erradicación de la violencia y acoso de género y la promoción de acciones tendientes a generar espacios libres de violencia y acoso hacia las mujeres, lesbianas, travestis y trans que permitan garantizar la Igualdad de Oportunidades y Géneros.
Es parte de nuestros desafíos y objetivos políticos reducir las brechas existentes en materia de derechos en el mundo del trabajo, prevenir situaciones de violencia, acoso y discriminación que atenten a la integridad de las personas y remover los obstáculos para que la participación de las mujeres y disidencias sexuales, como desigualdades de poder por razón de género, diferencias de razas o condición de migrantes, sea efectiva y se promueva en todos los ámbitos de nuestra organización.
En esa dirección, no sólo participamos activamente en todas las luchas asociadas a la Agenda de las Mujeres y la comunidad LGBTTTIQ, sino que presentamos y/o acompañamos proyectos propositivos como las Licencias por Violencia de Género, Ley de Paridad, Cupo Laboral Trans, modificación de las licencias parentales, Proyectos de Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos, proyectos de reclamo de declaración de Emergencia en Violencia de Género entre otros tantos.
El nuevo modelo sindical que nos hemos animado a poner en marcha desde la creación de nuestra central tiene hoy un desafío histórico de nutrirse y transformarse con las luchas de los feminismos, que encuentra a la clase trabajadora, con las luchas de las mujeres y de la comunidad LGBTTTIQ de nuestro pueblo y de América Latina.
En la actualidad nuestra sociedad transita por altos niveles de violencia y acoso, producto de la opresión del sistema capitalista que genera profundas brechas de desigualdad, exclusión y marginación de grandes sectores de nuestro pueblo. En dicho contexto, las mujeres y las diversidades sexuales (comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales, transgéneros, intersexuales y queers – LGBTTTIQ) son las que padecen mayores niveles de violencia, discriminación y acoso sexual y laboral generadas por factores históricos, culturales, religiosos, económicos, sociales y políticos que sostienen la desigualdad de género en el sistema patriarcal. La naturalización y la invisibilización de las múltiples formas de agresión hacia las mujeres y la comunidad LGBTTTIQ constituyen formas de destrucción de la solidaridad y la empatía.
En tanto la cultura patriarcal se encuentra arraigada en nuestras sociedades, en las instituciones y en nosotros/as mismos/as, no siendo ajenas las entidades sindicales, resulta fundamental establecer instancias de formación, de toma de conciencia individual y colectiva, de escucha, diálogo y resolución que erradique las prácticas patriarcales e impidan la reproducción de violencia y acoso hacia las mujeres y las diversidades sexuales en el seno de nuestra organización.
Las instituciones y el Estado deben alentar el diseño e instrumentación de políticas concretas orientadas a prevenir y erradicar tales prácticas. La violencia hacia las mujeres y la comunidad LGBTTTIQ afecta derechos humanos fundamentales de las mismas, impidiéndoles el goce de sus derechos en libertad y equidad. La erradicación de la violencia en las instituciones requiere de un esfuerzo colectivo de desnaturalización de la desigualdad sobre las que se asientan las relaciones, un proceso de estudio, reflexión e intercambio que resulte en un cambio de paradigma de las relaciones interpersonales y de las construcciones de poder en nuestras organizaciones.
Entendemos a la elaboración e implementación del Protocolo como un proceso creciente de debate y concientización que vaya generando consensos internos que aporten a los cambios culturales de las conductas patriarcales que nos atraviesan, y sea un camino y/o guía de abordaje cuidadoso y respetado de posibles situaciones de violencia de género en el seno de nuestra organización poniendo límite a conductas que avasallen los principios éticos de nuestra CTAA.
La implementación del presente protocolo es responsabilidad de la Comisión Ejecutiva Nacional, Comisiones Ejecutivas Provinciales, Locales y de las secretarías de Género e Igualdad de Oportunidades respectivas. Como toda implementación de acciones de género(s) la transversalidad será el eje central de las decisiones y acciones. Este protocolo propone abordar dos pilares centrales. Por un lado impulsar estrategias pedagógicas de prevención y promoción de relaciones libres de violencia de género hacia el interior de nuestra organización. Por el otro establecer el procedimiento para el abordaje y la resolución de posibles denuncias de género, acoso laboral y sexual.