“POCHO era y es una hormiga, pero una hormiga muy, pero muy especial. Exploradora y a la vez Obrera (altamente calificada), sin mencionar, por supuesto, las tareas de organización interna de los hormigueros y las vinculadas con la capacitación de nuevos líderes comunitarios. En su trabajo de hormiga, localizó los cien lugares del Gran Rosario y del Cordón Industrial donde está el alimento y los materiales necesarios para la construcción del Hormiguero Nuevo, el Hormiguero Grande que otros soñaron, una verdadera Patria donde Todas las Hormigas sean Hermanas”.
Fragmento de ‘Pochormiga’, texto de Gustavo Martínez (actual Secretario General CTAA Provincia de Santa Fe)
El 27 de febrero de 1966 nacía Claudio “Pocho” Lepratti, asesinado por las balas policiales durante la represión a cargo del gobierno de Carlos Reutemann durante diciembre de 2001. Pocho murió en su lugar de trabajo, gritando “dejen de tirar hijos de puta, que hay pibes comiendo”, tal como inmortalizó el cantante León Gieco en su tema ‘El Ángel de la Bicicleta’.
A 53 años de su nacimiento y por decimoctavo año consecutivo, la pibada del barrio que eligió como hogar, Ludueña, realizan el Cumple Carnaval en la plaza que hoy lleva su nombre. En la barriada la figura de Claudio como la de unos de sus maestros, el Padre Edgardo Montaldo, son nombres que resumen historias. Militante de la Asociación Trabajadores del Estado y la Central de Trabajadores de la Argentina, fue parte de la gran lucha contra la precarización en la Cocina Centralizada.
Cuando terminaba el convulsionado 2001, Lepratti se desempeñaba como auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 “José M.Serrano” del barrio Las Flores, en el sur profundo rosarino. Cruzaba la ciudad en su bicicleta para trabajar, con su mochila que tal como reza el memorable texto que lo describe “era algo así como un muestrario de hojitas, semillas, boletines, afiches, revistas, y convocatorias de decenas de organizaciones de hormigas rebeldes y solidarias; y en un costado: mate, yerba, gomines, agenda, parches, torta asada o frita, solución y algún paquete de fideos (y una cebolla) para improvisar un guiso”.
La situación social se agudizó y el 19 y 20 de diciembre de 2001 la policía a mando de Carlos Alberto Reutemann salió a cazar. Aquel 19 de diciembre varios policías que llegaron desde la ciudad de Arroyo Seco e iniciaron una balacera en la zona escolar. Parado en el techo del establecimiento exigiendo a viva voz el cese del accionar represivo, la bala disparada por el policía Esteban Velázquez (devenido en militante del PRO años después) le atravesó la garganta.
“Pocho no reclamaba comida para él, estaba usando su garganta como siempre, para predicar que el invierno eterno es un verso, que podemos y debemos construir la primavera, y exigiendo a viva voz a las hormigas que andan con armas y sin memoria, (las que visten uniformes color azul mercenario que es el color más triste de todos) que dejasen de matar y reprimir a quienes deberían estar defendiendo. La garganta de Pocho era para eso, para intentar lo que para otros es imposible; y ahí fue el disparo, no fue a la panza. A la pancita va cuando pedís comida, cuando gritás por los otros va a la garganta”, dice Pochormiga.
Desde la CTA Autónoma este 27 de febrero queremos decir: Pocho Vive ¡La lucha sigue! ¡Cárcel a Reutemann! ¡Juicio y castigo a los responsables de los nueve asesinatos ocurridos en diciembre de 2001 en Santa Fe!
Y festejemos su vida, que hoy después de tanto dolor que sigue aquejando a las mayorías se quema ‘el Mome’ de carnaval.
Secretaría de Comunicación de CTA Autónoma Regional Rosario.