Por Liliana Leyes* | Salieron 45 del territorio del humedal, de la lucha encarada colectivamente por su preservación. Salieron de manos hermanas, llenas de colores, rellenas de historias, sirvieron de reivindicación, de interrogante, también de bufandas en la fresca tierra Huarpe, Comechingona y Ranquel.
Las Yaguaronas, representaciones hechas en tela de la leyenda que es espíritu de los humedales, invadieron el Encuentro de muchos encuentros realizado en San Luis que, por primera vez en sus 35 años, nombramos Plurinacional.
Me encontré con la Lu y Ernestina, amadas, mientras la marcha de 150 mil personas avanzaba, física y simbólicamente en muchas direcciones. Nos abrazamos fuerte y me arrastró la marea. ¡¡Todes nos preguntaron por la Yaguarona en nuestros cuellos!!
Escuché la batucada de ATE al costado y, al mirar, vi en el medio el repique de Kika Aguilera. Corrí a abrazarla tan fuerte que terminamos llorando, marcadas por nuestra lucha vinculada a los crímenes perpetrados por el Estado durante 19 y 20 de diciembre de 2001. Estuvimos rodeadas por la bufanda rellena de leyendas.
Seguí a la histórica Nina Brugo, inmensa, con su arenga histórica por la Campaña, corazón de la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito que juntes hicimos ley. Y teñidas de verde fuimos multiplicando, con las Yaguaronas que serpenteaban afectos, el grito por la protección de los humedales.
Ya tallereando, nos cruzamos con Lucy y nos conmovimos otra vez pensando en les Che Pibes y todo el camino recorrido. Pero ¡todes preguntaban por esas Yaguaronas!
Con las compañeras de AMMAR en tribu, cruce de calles, nos fundimos en ese amor sin diferencias donde Sandra Cabrera sigue guiando nuestras peleas colectivas.
En la noche fuimos al bar para ver cómo estaba todo, la moza emocionada nos dijo que a partir de ahora nunca más se va a dejar maltratar y nos agradeció por el Encuentro. Llegando el cierre del primer Encuentro Plurinacional, frente al sitio donde se realizaba, una casita humilde tenía un cartel casero que decía “tortas y baño”. Golpeamos, compré torta, que eran riquísimos pancitos caseros y las chicas entraron al baño. Era una sola habitación el hogar y en ella había en una cama un niñito discapacitado.
La niña de la casa iba borrando de la pizarra que había tortas, dado que nos llevamos todas. Mientras, otro niño con una heladerita vendía refrescos. Toda una familia haciendóse unos pesos alrededor del Encuentro, mostrando una realidad: San Luis tampoco es la misma para todes.
Serpentearon las Yaguaronas, recorriendo varios cuellos y brazos, pero sobre todo conciencias. Ésas que nos permite entender que nuestras luchas se unen. Porque no hay feminismo transformador sin conciencia de clase. No hay feminismo transformador sin la conciencia de cuidado de este único mundo que tenemos. No hay feminismo transformador si no puede replantearse a sí mismo.
Por eso, vamos a tierra Mapuche en 2023. Ahí donde la injusticia de siglos viola derechos humanos de hoy. Río Negro, también será de las Yaguaronas coloridas, por nosotres, por el presente, por el futuro, porque todes nos merecemos un mundo sin violencias.
*Liliana Leyes, Secretaria de Derechos Humanos de la CTAA Rosario y de Organización de ATE Rosario