Ha sabido dejarnos patas para arriba y puños en alto. Para quienes somos de Rosario y transitamos la lucha popular, se nos acumulan los recuerdos por estas fechas. Un mes que ya viene cargado de defensa de la educación pública, los derechos de la docencia, de las y los estudiantes, por Memoria, Verdad y Justicia. Un mes que muestra el largo camino de las alamedas abriéndose, de las que hablaba el gran presidente chileno Salvador Allende derrocado en 1973.
El 16 de septiembre de 1969 iniciaba el Segundo Rosariazo, revuelta popular con ‘obreros y estudiantes, unidos y adelante’ que se paró de manos nuevamente contra la dictadura de Juan Carlos Onganía. Un pueblo con la decisión de ganar las calles de la ciudad, formando cada barricada con la alegría, la solidaridad, el disfrute de la pelea por la libertad y dignidad colectiva y la bronca floreciendo en las manifestaciones donde codo a codo luchaban peronistas, comunistas, socialistas, radicales, independientes.
Siete años después, en la misma fecha, se perpetró La Noche de los Lápices. La dictadura genocida se llevó a pibes y pibas que peleaban por el boleto estudiantil y un mundo más justo. Contra aquellas desapariciones, asesinatos, detenciones ilegales y torturas seguimos gritando: LOS LÁPICES SIGUEN ESCRIBIENDO.
El 17 de septiembre de 2016 fue la partida de Jorge Acedo, un importante referente de ATE y CTA, constructor, fundador, fabriquero, un “tótem con corazón de pan”. Supo ser delegado de base, dirigente gremial local, provincial y nacional, un interlocutor inmejorable de la Central con los protagonistas de los conflictos fabriles que, en diversas épocas, surgieron en la región. “Si no nos tienen respeto, que nos tengan miedo”, decía sobre los patrones y sabía emocionarse hasta las lágrimas al ver marchar a las y los compañeros.
Llegando al 18 de septiembre la democracia nos sigue hablando de las sombras dictatoriales. Paula Perassi, mujer sanlorencina entrampada en un vínculo con un reconocido y poderoso empresario de la zona; y Jorge Julio López, testigo fundamental en causas por delitos de lesa humanidad contra Miguel Etchecolatz, desaparecieron y no hubo más noticias de su paradero, ni de sus cuerpos. Seguimos reclamando justicia por ambas desapariciones, juicio y castigo a las y los responsables.
Ya en las puertas de una primavera que también nos recuerda sus colores, el 19 de septiembre recordamos la partida de la querida Madre de Plaza de Mayo, Herminia Severini. “La Madre de todas las luchas”, la “maestra honoris causa” en todas las escuelas que pisó, la que con su carácter dulce y marcial convocaba a la lucha, sacudiendo mezquindades y sedentarismos políticos. En su nombre, seguimos buscando a Adriana Bianchi, su hija desaparecida.
Florece el reclamo por el querido trabajador municipal Gerardo ‘Pichón’ Escobar, a quien se lo llevó la violencia institucional y, cada 24 de septiembre, llena de esperanzas en su nombre el Día del Estudiante Adulto.
No hay invierno eterno y este septiembre nos trae el aroma a pachuli y los colores y retos de la Herminia, su pañuelo blanco, las flores y la valentía de Pichón, las pecheras de Jorge, la valentía de quienes dan su testimonio en tiempos difíciles, los puños unidos de un pueblo que no se resigna, los gritos de justicia por quienes no están, la intransferible responsabilidad histórica de luchar colectivamente.
Quisieron arrancarles de sus nombres, pero vuelan colibríes frente al espanto.
Quisieron sepultarles bajo áridos cascotes, pero eran semillas. Quisieron aguarles las palabras en ríos y mares, pero sus miradas llegaron a las orillas. Quisieron, quisieron y no pudieron. La memoria brota hasta estallar, en la primavera sin olvidos.
CTA Autónoma Regional Rosario