Por Comunicación CTAA* | En el marco del Día Internacional de Lucha contra la Violencia hacia las Mujeres y disidencias, la CTA Autónoma Rosario realizó asambleas con las compañeras en dos barrios en los que se viene articulando. Compartimos las voces de quienes le ponen el cuerpo y el espíritu a sostener los espacios de organización, contención y también de cuidado en plena pandemia.
La ronda se fue armando bajo el puente y había entusiasmo por volver a encontrarse. En Pellegrini y Colombia, Barrio Belgrano, se reunieron mujeres, disidencias, niñes, para intercambiar palabras y experiencias. Hubo también un espacio para el apoyo a la familia de Paula Perassi, joven sanlorencina cuya desaparición y muerte permanecen impunes.
“Hoy estamos acá con las compañeras del barrio Belgrano para luchar contra la violencia hacia las mujeres, nos matan, no nos valoran, nos discriminan. Nosotras somos fundamentales como madres, como trabajadoras, nosotras queremos igualdad porque tenemos derechos”, contó María de los Ángeles Medina del comedor y merendero ‘Pancitas llenas, corazones contentos’ de Bella Vista. El espacio asiste alrededor de 70 familias y 150 niñes con alimentos y organiza a las compañeras.
Débora Martínez, referenta de El Hormiguero de Belgrano relató que casi todos los días reciben hechos de violencia de género y denuncias. “Me encuentro con situaciones feas, de agresiones verbales, de golpes, y que se matan. Todos los días recibimos casos o llamadas”, relató.
Liliana Leyes, del espacio de Territorios de la Central de Trabajadorxs de la Argentina Autónoma Regional Rosario y Secretaria de Organización de ATE Rosario contó que “El Hormiguero es parte del Colectivo por los Derechos de las Infancias, que es una red de Latinoamérica de la cuál en Argentina somos 11 provincias que la integramos y nosotras representamos a Santa Fe. Este año de pandemia fue un año de un intenso trabajo, donde las y los compañeros participaron de encuestas y avanzamos sobre la situación del narcotráfico y la violencia que ello conlleva”.
Con una ‘polenta’ impresionante Delfina, de 12 años, muestra una claridad y convicción destacables. Es parte del grupo de infancias y afirmó que empezó a participar “cuando escuché que iban a ayudar a la gente quería participar para que más chicos y mujeres entiendan lo que es la violencia. Hoy en día se ve mucho la violencia en el hogar, porque si sos mujer tenés que hacer las tareas de la casa, si sos mujer tengo que lavar la ropa, y tiene que ser dividido todo. Ojalá se puedan cambiar las cosas”.
“Lo que más me llamó la atención fue que había muchos chicos y varones que querían entender más sobre violencia de género, de los derechos de las mujeres, de los niños. Y que todos los niños se merecen tener un hogar, la comida en la mesa, una familia que lo quiera, e ir a la escuela”, expresó la niña.
Pandemia de hambre
Con la llegada del Covid 19 la situación ya de por si acuciante en las barriadas populares se puso peor. Más desempleo, más hambre, profundización de las violencias, como parte del escenario.
“A partir de la pandemia cocino en el comedor de Bella Vista, porque hay mucha necesidad, hambre y el gobierno mucho no hace, entonces ayudamos con mercadería con entrega de caja de las cosas que consumimos. Se generó una peor situación, antes ya no había trabajo y si bien ahora abrieron actividades laborales, hay gente que no tiene trabajo directamente, lo que se ve es hambre, siendo que hay personas que ayudan como yo que cocino, además cerraron muchos lugares y la gente no sabe para dónde ir. Está muy difícil todo” ”, detalló Medina.
La necesidad de comida, vestimenta, trabajo y perspectivas de futuro se replican en los lugares más humildes. Y parece que presencia asistencial del Estado nunca llega. “El Estado nunca vino diciendo ‘qué necesidades tienen, qué necesitan’. El barrio se inunda, las casas se llenan de agua, no tenemos desagüe, cloacas, nos arreglamos como podemos”, denunció.
Mónica Rojas, de Mujeres Sin Frenos de Barrio El Triángulo apuntó que las mujeres cocinan 400 raciones de comida. Con el rebrote pandémico, si bien no hay comedor sí realizan entregas de bolsones. Y, todas las semanas, conversan sobre diversas cuestiones: “son charlas de risas, otras de llanto, rondas de mates tratando de superar todo. Cada una de nosotras fuimos cambiando, salieron de sus hogares, de sus tareas del hogar, nos estamos llevando muy bien”, afirmó entusiasmada.
“La mayoría de las compañeras sufren violencia de género, en pandemia muchas se separaron, a una compañera el marido le exige que este con él a cambio del dinero para los chicos y se olvida que en el medio hay criaturas”, relató y consideró que el encuentro de este martes “es importante por lo que está pasando, por las muertes que se están produciendo, por nosotras mismas, porque no queremos que nos maltraten o no estén matando y por el fin de la violencia hacia nosotras”.
“Es importante juntarse el 25 de noviembre porque es un llamado importante para nosotras las mujeres para que no suframos ningún tipo de violencia. El gobierno tiene que apretar las clavijas para que la violencia hacia las mujeres deje de suceder, no solo en la argentina sino en todo el mundo”, concluyó Débora.
*Comunicación CTAA Rosario – Nota y fotos: Sofía Alberti