El viernes se realizó una importante marcha desde plaza San Martín al Monumento a la Bandera, donde se realizó un acto recordando la rebelión popular y la masacre de diciembre de 2001. Fue el corolario de una semana de actividades exigiendo justicia, construyendo memoria y convocando a dar luchas unitarias.
Decenas de organizaciones sociales, sindicales, políticas y de derechos humanos, se manifestaron en lo que resultó el corolario de una semana de iniciativas que exigieron justicia, recordaron a las 39 personas asesinadas y también a familiares que fallecieron buscando reparación ante tanto dolor.
Hubo una importante presencia de madres y padres de víctimas de gatillo fácil y abusos policiales, marcando que en esta democracia la impunidad sigue dejando deudas profundas. Asimismo, se expresó con firmeza que las causas que generaron la rebelión popular siguen vigentes y que las actuales gestiones gubernamentales vienen a profundizar la desigualdad y la pobreza.
Por supuesto, se dio un espacio importante a la denuncia sobre la represión, la criminalización y judicialización de la protesta social. Las y los manifestante exigieron el cierre de las causas a los trabajadores imputados por protestar contra la reforma previsional en la ciudad de Santa Fe.
Lorena Almirón, Secretaria General de ATE y CTAA Rosario consideró que “hoy más que nunca tenemos que estar en la calle. Desde la CTA seguimos denunciando que el hambre es un crimen y que más de un millón de pibes y pibas que se van a dormir sin comer. Así que motivos sobran para seguir la lucha. Que sea con paros, movilizaciones, asambleas, plenarios, que sea con lo que tenga que ser pero que sea en unidad de acción. ¡Fuerzas compañeros y compañeras! La lucha sigue”.
Poniéndole voces a las ausencias
Como cada aniversario de la rebelión popular y masacre sucedida los días 19 y 20 de diciembre de 2001, el jueves se había realizado el acto en Tribunales Provinciales recordando a las víctimas. Un ritual de construcción de memoria colectiva que muestra las heridas abiertas, las reparaciones que faltan, las luchas incandescentes y, también, la celebración y añoranza de la vida de quienes ya no están por culpa de la represión estatal. Las puertas del ‘palacio de injusticia’ donde ni un responsable político rindió cuentas y sólo un puñado de responsables materiales estuvo en el banquillo, se llenan de pintadas, imágenes y voces.
Durante las jornadas de caída libre del gobierno de Fernando De la Rúa en 2001, hubo 39 víctimas fatales. Su gobierno fue el que siguió al desguace neoliberal de los ’90 del Presidente Carlos Saúl Menem. Se arrastraban índices de desocupación y pobreza insostenibles. Las fiestas estaban a la vuelta de la esquina y no había qué poner en la mesa.
El último presidente radical dictó Estado de Sitio y el reflejo antidictatorial, sumado a la malaria hizo reventar la bomba social. Las calles se llenaron de barricadas, la policía entró a los barrios de cacería, comenzaron los saqueos, quedó la tierra regada de sangre pobre.
En Santa Fe hubo la mayor cantidad de muertos por habitante. Resultado de la represión desplegada por el entonces gobernador Carlos Alberto Reutemann. Sus nombres eran: Yanina García, Walter Campos, Ricardo Villalba, Juan Delgado, Rubén Pereyra, Graciela Acosta, Graciela Machado, Marcelo Pasini y Claudio «Pocho» Lepratti.
Pocho era asistente escolar, afiliado a ATE y CTA, seminarista y fue asesinado de un disparo en la garganta cuando pedía a gritos en el techo de la escuela donde trabajaba que dejen de tirar, que había niños comiendo. Su hermana Celeste vino desde su Entre Ríos natal a Rosario y fue una activa militante feminista, docente, concejala, compañera entrañable. Tomó de Pocho la defensa de toda causa justa con dulzura y convicción. Falleció en 2022, diez días después de encabezar en tribunales el acto de cada año. Por ello, los homenajes a los caídos, el pedido de justicia, la reivindicación de Pocho, se entrelazaron con el recuerdo de “La Cele”. Recuerdo que, a su vez, había motorizado una emotiva actividad en Amsafe Rosario el miércoles.
Comunicación CTAA Rosario – Fotos: Sofía Alberti